- 08 abr 2016
- Diseño Web , precio justo , café
Coste del Diseño Web, ¿el precio de un café?
Esta es una de las paradojas más grandes de los que trabajamos en diseño o programación web, aplicaciones etc. El coste de nuestro trabajo, que puede parecer muy sencillo y confundirse con el típico “esto me lo hace mi sobrino en dos patadas”
A menudo me encuentro con personas que me hacen esta pregunta, cuál es el coste justo del diseño de una web. Es como pedir que digas cuál es el precio real o justo de una casa. Esto depende de muchos factores y el diseño web no es menos.
El asunto está, que tanto clientes como profesionales se sienten muchas veces que el precio no es justo. El problema normalmente viene por una falta de comunicación entre ambos en cuál es el precio del diseño web. Aquí existe un doble problema, por un lado los diseñadores web frustrados con el asunto de los precios y los clientes, y muchos de los clientes en sí que no saben lo que quieren ni por lo que están pagando. Lo que ocurre a muchos clientes es lo mismo que me ocurre a mí cuando quiero cambiar el color de una habitación, sé el color y la técnica, pero ni idea de cómo llevarlo acabo. Para colmo menos idea de cuánto tiempo o dinero puede costar hacerlo si contrato a otra a una persona, pues dicho de paso, detesto pintar paredes.
Evidentemente, el “precio de un café”, o “precio amigo” no es válido bajo ningún concepto cuando tratamos con nuestro trabajo, creatividad, compromiso y profesionalidad.
Criterios para poner el precio a un Diseño Web
Antes de hablar de precios, veamos los criterios que deberíamos tener en cuenta antes de ni siquiera empezar a fijar una cifra en nuestra mente.
- Plantilla o web “tailor made"
El primer criterio a tener en cuenta es si se va a comprar una plantilla o vamos a querer un diseño a medida hecho desde cero. Esto cambia el precio a nivel abismal.
Dimensiones del proyecto
No es lo mismo crear una web de una sola página que crear la web corporativa de una gran multinacional en múltiples idiomas. Así que el siguiente criterio a tener en cuenta a la hora de valorar el precio de un proyecto son las dimensiones del proyecto. Como clientes nos hemos de plantear qué es exactamente lo que pretendemos con nuestro sitio web, como profesionales es nuestro trabajo asesorar para ajustar al máximo las dimensiones del proyecto a las necesidades reales del cliente. Y aquí entra mucho la ética en juego por parte de ambos:
- Profesional. A la hora de asesorar, no debería estar pensando en cómo le puede cobrar más cosas para sacarse así más dinero. Esto puede dar beneficios a corto plazo, pero a largo plazo su reputación quedará dañada, y más en un mundo interconectado sin fronteras.
- Cliente. A la hora de querer negociar un precio, no debería querer sacar duros a cuatro pesetas, porque bien que a él también le gusta que valoren su trabajo. Si lo hace y lo consigue, a la larga saldrá perdiendo, porque el profesional se sentirá abusado y bajará su rendimiento.
Número de cambios que podemos permitir
En una ocasión se nos ocurrió, nada peor, ofrecer un precio amigo a un familiar Yo supuse que ella entendería que un precio amigo significaba que le ayudaría, pero con limitaciones. Ella lo que entendió es que, como amiga, tenía el privilegio de pedir tantos cambios como quisiera a coste cero e incluso al final ni siquiera pagar. Mal hecho por nuestra parte que al ser familia, no le pidiese el estándar en nuestra empresa del 50% por adelantado. Para no agobiarles son este asunto, la amistad y la familia se fue al garete y jamás he vuelto a saber de ella y mucho menos del dinero pendiente de pago.
Dicho esto, otro de los errores más comunes es presuponer que la otra persona entiende lo que tú estás entendiendo. Así que tanto si eres el cliente como si eres el profesional, deja bien claro desde el principio a cuántos cambios da pie el precio establecido. Que no te de miedo el hablar y explicarte sobre este asunto, porque más adelante si no está claro te tendrás que enfrentar a malas caras. Dejar todo esto claro y por escrito es otro de los factores determinantes para evitar malos entendidos una vez fijados los precios.
Beneficios y/o talento aportado
No podemos olvidarnos que existe algo intangible pero real como es el talento aportado por el profesional. Tanto uno como el otro se encontrarán que van un poco dando palos de ciego y que han de hacer una estimación que no siempre se corresponderá con la realidad.
A mí personalmente me parece muy divertido cuando, como profesional, te viene un cliente con una supuesta idea millonaria y te regatea el precio hasta los céntimos porque, claro, ahora mismo no tiene dinero. En mi opinión, si alguien quiere duros a cuatro pesetas, que pague cuatro pesetas. Como profesional, no se es una ONG, así que no tienes por qué ofrecer un precio que no te parezca justo. Si, por ejemplo, el que te viene (que me ha pasado también) es alguien que ha montado una ONG y espera tu apoyo altruista en el diseño web, es tu decisión el hacerlo o no. Que alguien se quiera implicar en una causa, sea la que sea, no implica que tú para demostrar que eres una buena persona tengas que hacerle un precio de risa, por pocos beneficios económicos que saques. A partir de aquí, el profesional puede hacer todo lo posible por demostrar (o aparentar) unas credenciales, pero igual que el trabajo del profesional es averiguar los beneficios que saca el cliente, es cosa del cliente descubrir las verdaderas credenciales del profesional.
¿Entonces, hay un precio justo para un diseño web?
Dicho todo esto, creo que queda muy claro que es imposible dar un precio válido que sirva para todos los gustos y colores.
Creo que la experiencia de todos estos años me han hecho realizar diversas entradas en nuestro blog, siempre pensando en cómo me siento a la hora de enfrentar proyectos o los comentarios que me hacen los clientes o posibles clientes que quedan en eso “posibles”. Todo esto motivado precisamente por el famoso “Esto te lo pago con un café...” y no, lo siento.
Víctor Hernández González